Nos tienen acostumbrados, cada cuatro años, al boom de inauguraciones cuando faltan apenas meses para las elecciones. Nos tienen acostumbrados a terminar a toda prisa, aquello que se dejó a medias a lo largo de toda la legislatura. Nos tienen acostumbrados, a tapar todos aquellos trapos sucios, mediante fotos, cortes de cintas, descubrimiento de placas honoríficas y baños de masas. Es hipocresía pura y dura. Los gobernantes aroneros de los últimos años, a pesar de todo lo que ha caído sobre ellos, a pesar de que hay un proceso judicial abierto, en el que se está investigando a los más de 80 imputados que existen, y que tuvieron algo que ver con las oscuras políticas urbanísticas llevadas a cabo por los gobiernos de las anteriores legislaturas, a pesar de todo esto, aún siguen usando la misma táctica cansina que tantos años llevamos sufriendo: el populismo de las inauguraciones a bombo y platillo, para intentar distraer a los ciudadanos y ciudadanas.
Pero el populismo no solo se queda en inauguraciones… El populismo también está en la compra de votantes. En el que “si tú me votas, yo te arreglo la fachada de tu casa”, “si tú me votas, yo te compro una lavadora”, y así, podríamos exponer muchos ejemplos similares a éstos. Estos gobernantes creen que hacerles favores a los ciudadanos es hacer política… y eso no es así. Hacer política, es velar por que se respeten los derechos que todo ciudadano o ciudadana tiene por vivir en su pueblo, barrio o ciudad, y en consecuencia, en su municipio. Y esos derechos, que como ciudadanos y ciudadanas tienen, hablan, por ejemplo, de tener un lugar donde residir digno, donde los servicios básicos y esenciales, por ejemplo, como la limpieza y la recogida de residuos, sean de calidad y de acorde a las necesidades de cada barrio o zona, sin olvidar que son pagados por todos los ciudadanos y ciudadanas.
Esos derechos hablan también, de que todos somos iguales ante las leyes, de que porque alguien sea amigo de algún gobernante municipal, no tenga el privilegio de que no le retiren su vehículo de algún estacionamiento de carga y descarga, o de cualquier zona con limitación de estacionamiento. ¿Hay alguien a quién no le ha quedado claro todavía?, porque esto es populismo también. Esto es lo que nos ha tocado vivir en Arona desde hace muchos años. Ciudadanos y ciudadanas de Arona: ¿hasta cuándo hay que seguir aguantando esto?.
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